¿Quién se queda con la mascota tras el divorcio? Conflictos y soluciones en torno a los animales de compañía Por Isabel Medina, abogada y mediadora familiar

El divorcio conlleva siempre un proceso complejo de reorganización emocional, económica y familiar. Pero en los últimos años ha surgido un nuevo punto de fricción: ¿qué ocurre con las mascotas? Cada vez son más frecuentes los conflictos entre ex parejas por decidir quién se queda con el perro, el gato o cualquier otro animal de compañía.

«En muchos divorcios actuales, la mascota es casi como un hijo para la pareja. El vínculo emocional es tan fuerte que genera disputas muy intensas», señala Isabel Medina, abogada especializada en derecho de familia y mediación.

Hasta hace poco, los animales eran considerados bienes materiales. Sin embargo, tras la reforma del Código Civil en 2022, los animales pasaron a ser reconocidos como seres sintientes, lo que ha abierto la puerta a valorar su bienestar en los procesos de separación.

«Ya no se trata solo de a quién le pertenece legalmente el animal, sino de con quién estará mejor, quién puede cuidarlo adecuadamente y cómo mantener su estabilidad emocional», explica Medina. «Esto ha dado lugar a acuerdos de tenencia compartida, estancias alternas e incluso convenios de manutención del animal, muy similares a los de custodia de menores.»

Isabel Medina insiste en la importancia de optar por la mediación antes de judicializar el conflicto: «En una mediación familiar se puede construir un acuerdo más humano y adaptado a las necesidades de todos. Muchas parejas acuerdan que la mascota pase una semana con cada uno, o que uno la tenga en días laborables y el otro los fines de semana. Todo es posible si hay voluntad y respeto mutuo.»

Además, subraya que lo fundamental es no instrumentalizar a la mascota como moneda de cambio o herramienta de presión emocional: «El animal no entiende de conflictos ni de rupturas. Solo necesita estabilidad, cariño y cuidados. Cualquier decisión debería tomarse desde esa perspectiva.»

En definitiva, abordar este tema con madurez, empatía y orientación profesional puede evitar un nuevo foco de conflicto y, sobre todo, garantizar el bienestar de ese miembro peludo de la familia que también sufre las consecuencias de la separación.

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